Es una de las preguntas que nos vienen a la mente en multitud de ocasiones a los que reflexionamos a menudo sobre sostenibilidad. No es una pregunta fácil de responder y su respuesta es probable que conllevara el comienzo de un profundo análisis sobre modelos de desarrollo.
El Centro Británico para la Estrategia Agrícola ha publicado el informe "Inglaterra y Gales se convierten a la agricultura ecológica: ¿cuánta comida podríamos producir?" (England and Wales under organic agriculture: how much food could be produced?)
El estudio fue llevado a cabo por la Universidad de Reading (Reino Unido) y realizado por encargo de la Soil Association, organización para la promoción de la agricultura ecológica y principal certificadora del país. El estudio, que pretendía investigar el posible impacto de una conversión completa a la agricultura ecológica en el suministro interno de alimentos, tiene conclusiones muy interesantes.
Quizás la más positiva de todas sea que dicha conversión podría propiciar una mejora en la dieta, haciéndola más saludable. También es destacable que, aunque la producción disminuiría, este descenso podría no ser tan acusado como se pudiese esperar. Sin embargo la vida de los consumidores de los países del Norte cambiaría mucho, ya que los investigadores afirman que la producción de pollo, huevos y carne de cerdo se limitaría a aproximadamente a un cuarto de los niveles actuales, debido a la abolición de los sistemas de producción intensiva en la agricultura ecológica. Esto compensaría la disminución del 30% de las cosechas de trigo y cebada, liberando más grano para el consumo humano.
Según afirma Peter Melchett, director de estrategia de la Soil Association: “si queremos seguir comiendo enormes cantidades de pollo, cerdo y productos lácteos baratos, así como otros alimentos que se producen en masa, la agricultura ecológica ciertamente no estará a la altura. Pero esta dieta va a tener unas consecuencias tremendas para la salud de la humanidad y va a acarrearnos enormes costes humanos, económicos y medioambientales”.
Además, sería necesario restablecer el antiguo sistema de ganadería y reabrir las antiguas granjas que se han perdido en todo el país para que la producción de lácteos no disminuyera en un 30-40%. Y, ofreciendo una conclusión que no me encaja en absoluto, afirman que, debido a que las granjas ecológicas cuentan con más ganado que las convencionales, una agricultura totalmente ecológica aumentaría la producción de carne vacuna y bovina en un 68 y 55% respectivamente.
Por último, otros importantes beneficios que no hay que olvidar aunque sean más obvios serían la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero y de la contaminación del agua, una disminución del uso intensivo de energía y fertilizantes, más naturaleza y un aumento masivo del empleo rural, con la creación de un 73% más de puestos de trabajos en el campo.
Melchett afirma sin embargo que la agricultura ecológica no cuenta con todas las respuestas al cambio climático y a las enfermedades derivadas de nuestra dieta, y afirma que aún queda mucho trabajo por hacer para mejorar los sistemas agrícolas. “El informe muestra el impacto positivo que la agricultura ecológica podría tener. Esta nueva luz que se arroja sobre el tema debería ayudar a los políticos a desarrollar o a corregir las políticas de apoyo a la agricultura ecológica de hoy en día”.
El informe, que pretende ser una “previsión con fundamento”, se basa en datos reales tomados de 176 granjas en todo el territorio de Inglaterra y Gales, clasificadas como ecológicas en función de si su superficie de cultivo cuenta con un mínimo de 70% de cultivo ecológico o en conversión.
Fuente: Departamento de Agricultura, Alimentación y Acción Rural de la Generalitat de Catalunya.
El Centro Británico para la Estrategia Agrícola ha publicado el informe "Inglaterra y Gales se convierten a la agricultura ecológica: ¿cuánta comida podríamos producir?" (England and Wales under organic agriculture: how much food could be produced?)
El estudio fue llevado a cabo por la Universidad de Reading (Reino Unido) y realizado por encargo de la Soil Association, organización para la promoción de la agricultura ecológica y principal certificadora del país. El estudio, que pretendía investigar el posible impacto de una conversión completa a la agricultura ecológica en el suministro interno de alimentos, tiene conclusiones muy interesantes.
Quizás la más positiva de todas sea que dicha conversión podría propiciar una mejora en la dieta, haciéndola más saludable. También es destacable que, aunque la producción disminuiría, este descenso podría no ser tan acusado como se pudiese esperar. Sin embargo la vida de los consumidores de los países del Norte cambiaría mucho, ya que los investigadores afirman que la producción de pollo, huevos y carne de cerdo se limitaría a aproximadamente a un cuarto de los niveles actuales, debido a la abolición de los sistemas de producción intensiva en la agricultura ecológica. Esto compensaría la disminución del 30% de las cosechas de trigo y cebada, liberando más grano para el consumo humano.
Según afirma Peter Melchett, director de estrategia de la Soil Association: “si queremos seguir comiendo enormes cantidades de pollo, cerdo y productos lácteos baratos, así como otros alimentos que se producen en masa, la agricultura ecológica ciertamente no estará a la altura. Pero esta dieta va a tener unas consecuencias tremendas para la salud de la humanidad y va a acarrearnos enormes costes humanos, económicos y medioambientales”.
Además, sería necesario restablecer el antiguo sistema de ganadería y reabrir las antiguas granjas que se han perdido en todo el país para que la producción de lácteos no disminuyera en un 30-40%. Y, ofreciendo una conclusión que no me encaja en absoluto, afirman que, debido a que las granjas ecológicas cuentan con más ganado que las convencionales, una agricultura totalmente ecológica aumentaría la producción de carne vacuna y bovina en un 68 y 55% respectivamente.
Por último, otros importantes beneficios que no hay que olvidar aunque sean más obvios serían la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero y de la contaminación del agua, una disminución del uso intensivo de energía y fertilizantes, más naturaleza y un aumento masivo del empleo rural, con la creación de un 73% más de puestos de trabajos en el campo.
Melchett afirma sin embargo que la agricultura ecológica no cuenta con todas las respuestas al cambio climático y a las enfermedades derivadas de nuestra dieta, y afirma que aún queda mucho trabajo por hacer para mejorar los sistemas agrícolas. “El informe muestra el impacto positivo que la agricultura ecológica podría tener. Esta nueva luz que se arroja sobre el tema debería ayudar a los políticos a desarrollar o a corregir las políticas de apoyo a la agricultura ecológica de hoy en día”.
El informe, que pretende ser una “previsión con fundamento”, se basa en datos reales tomados de 176 granjas en todo el territorio de Inglaterra y Gales, clasificadas como ecológicas en función de si su superficie de cultivo cuenta con un mínimo de 70% de cultivo ecológico o en conversión.
Fuente: Departamento de Agricultura, Alimentación y Acción Rural de la Generalitat de Catalunya.
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