miércoles, 6 de mayo de 2009

"Progreso" vs Lola "la canastera"

En los últimos días, en el curso de Monitor de Educación Ambiental que estoy haciendo, hemos estado dedicando un tiempo a una didáctica consistente en un juego de simulación de rol. En este tipo de juegos se coge una situación social y se reduce a una escala manejable para que los alumnos/jugadores puedan trabajar de forma activa y entretenida, facilitando su aprendizaje. En nuestro caso el juego se titula "Dos modelos de desarrollo" o "La presa del río Guadalmol", y trata sobre la gestión del agua en una zona de clima mediterráneo. La estructura del juego puede variar en función de la profundidad que se le quiera dar, pensando principalmente en el nivel o la edad de los destinatarios, pero básicamente se trata de llegar a un acuerdo en asamblea sobre si hacer o no una presa en el río Guadalmol que inundaría las casas y las tierras de los habitantes del valle y destrozaría el bosque de galería del Parque Natural. Hay seis roles para otros tantos grupos. En concreto: los propietarios de las tierras que quedarán anegadas, los agricultores de las tierras bajas que quieren más agua para regadíos, los alcaldes de la Mancomunidad de municipios del Parque Natural, la Asociación de empresarios turísticos de la zona, la Asociación ecologista "Amigos del Parque Natural" y los empresarios de la construcción.

Yo, junto a otro compañero, desempeñé (nos tocó en sorteo) el rol del grupo de familias que viven en el valle con una forma de vida muy ligada a la naturaleza y que perderían sus huertas y granjas si se hiciera el pantano. Para introducir el tema en la asamblea escribí una carta que simulaba ser de una señora de la zona que exponía su opinión. La transcribo por aquí para que intentéis poneros en la piel de alguien que no sólo va a perder sus tierras sino, especialmente, una forma de vida que le hace feliz.

Hola, me llamo Mª Dolores Morales, aunque en mi pueblo me conocen como Lola "la canastera" porque mi familia siempre ha estado ligada a la elaboración de canastos de mimbre. Soy vecina del valle del río Guadalmol que será tragado por las aguas del pantano que tienen proyectado hacer y tengo 62 años.

Sé que muchos de ustedes creen que la presa traerá progreso y prosperidad a toda la zona. Pero quería contarles mi visión para que les ayudara a reflexionar.

Mi familia vive aquí, en el valle, en la misma casa, desde hace cientos de años. Montones de generaciones han dejado aquí sus recuerdos, en una tierra que alberga sus propias cenizas. Pero no me voy a poner sensible con temas que muchos de ustedes no llegarán a comprender nunca por haber nacido sin una tierra a la que amar, por haber aprendido que la tierra es sólo algo que usar.

Me prometen un bonito piso en la ciudad, pero yo prometo resistirme con todas mis fuerzas a ir allí. En la ciudad vive uno de mis dos hijos. Lo visito de vez en cuando, cuando ve que va a tener algo de tiempo para dedicarme. Lo malo es que siempre surgen imprevistos y termino quedándome con Luisito, mi nieto, en el piso. Las conversaciones con Luisito me entristecen mucho a veces. Recuerdo aquella vez que me preguntó de qué árbol salían los huevos... Es muy triste que los niños aprendan miles de cosas antes que lo esencial.

También me deprime la situación que los ancianos tenemos en la ciudad. No quiero sufrir como ellos. Se les ve tristes y solos. Solos en sus pisos. Solos en los parques. Aparentan estar asustados cuando andan por calles ruidosas y llenas de tráfico. No como en mi pueblo, donde los mayores somos muy activos y eso es lo que nos da vida. Somos miembros importantes de la comunidad, que aprovecha nuestra experiencia.

En la ciudad apenas hay relación de vecindad y eso crea mucha inseguridad, nadie se fía del que vive dos puertas más allá. En el pueblo somos como una gran familia. Las noches de verano, los vecinos salimos a las puertas de las casas y, sentados al fresco, nos reunimos para charlar mientras los niños juegan a cazar grillos.

Pero en la ciudad creen que no hay tiempo. Siempre van con prisa. Y olvidan lo importante. Por eso mi nieto pasa más tiempo con la profesora o la canguro que con sus padres, ocupados en ganar más dinero para comprar más cachivaches que yo veo inservibles y que luego apenas usan.

¿Es este el progreso que defendéis? ¿Esta es vuestra prosperidad? Dejad, entonces, que esta señora se queje. Porque como dice mi Manolo, que habla poco pero habla bien, cuando se cubren las necesidades básicas lo único necesario es la felicidad. Y nosotros somos felices aquí y así, con nuestras huertas y nuestras granjas. Estoy seguro de que nuestra vida sencilla también os gustaría. Tenéis las puertas de mi casa abiertas para probarlo, antes de que desaparezca.


¿En qué rol hubieseis estado vosotros más cómodos?

P.D.: Ya recomendé este documental en su momento, pero no está de más recordarlo, porque tiene que ver con este tema.

4 comentarios:

  1. Miguel, qué carta más bonita has hecho. Parecía escrita por esa señora. ¿Has sido "la canastera" en otra vida verdad?

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  2. Ya decía yo que tenías una cara más antigua que el comer, como que eras la gran Lola "la Canastera"! En fin, me alegro de que por fin hayas dado rienda suelta a la gran pluma que siempre te he dicho que tenías, ya sabes que me gustan las entradas largas XD. No ya en serio, me gusta más así, que te desahogues a gusto con unas buenas parrafadas. Saluditos.

    Carlos

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  3. @mugaisma: Una vez me dijeron que en otra vida había sido una cocinera, así que otra vida que puedo unir al grupo, jeje.

    @lamalgama: Déjate de cachondeos y ponte a escribir los dos comentarios que me debes.

    Un abrazo a los dos. Ya mismo os lo doy aquí en directo :D

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  4. Te echo de menos!!!!

    Un abrazo de los gordos

    MJ

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